miércoles, 22 de abril de 2015

Las cosas son como son

Hace ya un buen ratillo que tengo a Retoño dormidito en su cuna, para dormirlo me lo pongo encima, empieza a frotar su naricilla contra mi y al rato se duerme. Cuando me aseguro que está bien dormido lo paso a la cuna, a las 3 de la mañana suele despertar y vuelve a mi lado.  El tiempo entre que lo duermo y lo paso a la cuna lo paso escuchando su respiración, es uno de mis momentos favoritos del día. La sensación de notar su cuerpecito y escuchar como el aire entra y sale de él me fascina, es inigualable.
Pero llegar a esta sensación de bienestar ha sido un camino duro, y con algún bache de vez en cuando. Un día la primera pediatra que tuvimos (cambiamos de profesional porque no nos sentíamos a gusto con ella) nos dijo que Retoño no tenía nada que ver con un niño de su edad. Eso es devastador para unos padres primerizos en los primeros meses de su bebé. Ningún profesional debía decir algo así. Cuando se detecta un niño que va a tener una serie de necesidades especiales se debe apoyar a los padres, el apoyo es esencial, porque te sientes perdido.
Con mi pequeño encima pensé en todo este año y me di cuenta de que yo ya no era la misma persona.  Yo voy caminando de la mano de Retoño, el me va enseñando el camino. Nunca en mi vida he tenido tanto aprendizaje de golpe, sobre todo de lo que significa amar. Amo sin esperar nada a cambio. Al principio me preocupaba mucho el futuro, ahora he aprendido a vivir el día a día. Dejo a Retoño ser bebé, ya no intento ser su terapeuta, solo quiero ser su madre, y eso me hace sentirme más libre.
A aquellos padres que les comunican que su hijo tiene un problema de desarrollo: al principio vais a pasar mucho miedo, no entendereis porque os pasa eso, querreis volver a vuestra vida anterior, os replanteareis muchas cosas, llorareis, pero también os reireis porque os aseguro que vais a aprender a bromear con los problemas. Habrá días que os gustaría quedaros en cama y no volver a salir. Odiareis ir al médico porque no suelen decir muchas cosas buenas. Os sentireis cansados, tristes. Os sentireis en momentos de máxima cordura y al rato en momentos de locura. Y poco a poco esa montaña rusa irá parando. De pronto os fijareis en el niño que teneis delante y lo vereis perfecto, porque os dais cuenta de que es vuestro hijo, y él os enseñará a amarlo. Y podreis disfrutar de como respira, como ronca y de estar cerca de él.
Cualquier sentimiento que tengais, bueno o malo, es lícito. A mi aun me queda mucho camino e incertidumbre, pero ahora disfruto de mi niño como no era capaz hace 7 meses, en los que me sentía paralizada. Gracias a Retoño por enseñarme que la vida tiene otros caminos.
Curiosamente yo trabajo con discapacitados físicos y cognitivos. Siempre he trabajado bien, pero mi visión en mi trabajo ha cambiado. Es raro, pero lo disfruto más, bromeo más con ellos, la empatía ha aumentado.
Retoño, te amo, gracias por elegirme como madre y enseñarme a crecer a tu lado.

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