jueves, 30 de julio de 2015

De consulta, puaj

Hoy tuvimos revisión en el hospital. Odio ir a las consultas. En el tema de Retoño no soy enfermera. Entiendo todo lo que me dicen pero a la vez no entiendo nada (no hay más sordo que el que no quiere oir). No nos dijeron nada nuevo, pero salimos con una lista de nuevas pruebas (y repetición de otras hechas con anterioridad) y consultas, que si me pongo aquí a enumerarlas yo creo que tengo ido a la compra con menos lista. Ahora nos vamos a estrenar en el cardiologo, por precaución, porque como le faltan costillas no vaya a ser que haya algo afectado dentro de la caja torácica.
Pues eso, que odio ir al médico, me rompe mi burbuja, esa en la que estoy con Retoño, totalmente adaptada a sus características y necesidades y viendo todas como normales. Pero de pronto vas allí, a la consulta, y te recuerdan que tu normalidad es anormal. Así que la burbuja rompe.
Ya la estamos reconstruyendo de nuevo entre los dos, dormimos la siesta abrazadicos, como un árbol (yo) y su koala (Retoño). Luego le di unos petitsuisses y antes de salir para fisio le vi que llevaba restos por la mejilla, como no tenía unas toallitas húmedas a mano lo limpié a lametones. Como se rió. Eso me recordó que cuando nació y cuando por fin me dejaron cogerlo en brazos lo que más me apetecía del mundo era pegarle lametones, no sé el porqué, algo muy primario y básico debía de ser.
Vamos a seguir inflando la burbuja, nuestra zona de confort.

martes, 21 de julio de 2015

La playa, esa odisea

El otro día se dio la combinación de buen tiempo, Retoño que se despertó pronto de la siesta y mis ganas locas de ir a la playa (que no la piso hace dos años), así que me dije, ¿por qué no nos vamos a la playa?
Hice un bolsón que si tengo que irme un mes a un sitio de clima desconocido no llevaría más peso.
Como Retoño no se aguanta sentado solo dije, pues ea, me llevo el asiento ortopédico para sentarlo mientras le doy la merienda. Pues allí que meto el asiento ortopédico en el bolsón (imaginaos que dimensión de bolsa llevaba).
Mihombre me vio salir con Retoño de un brazo y la bolsa de otro y con los ojos como platos me dijo: "¿no será mejor que vaya con vosotros?" Y yo, con poco raciocinio le dije "¡que va!, que tu odias la playa"
16 kilómetros después, ya en la playa, no había un puñetero sitio donde aparcar. Bueno, sí, había un sitio, a tomar por saco, que fue allí donde deje el coche.
Cojo a Retoño y el maletón y allí que me voy. Un viento de órdago. La playa kilométrica, pero el único sitio donde no pegaba el viento es un espacio recogido de 40 metros cuadrados, así que allí voy. No había ni un sitio libre, bueno, uno sí, que allí me coloqué, después de pasar por encima de toallas y cabezas.
Con el peso que llevaba echando los higadillos llegué.
Un calor...que se veía incrementado al sentir toda aquella gente tan cerca. Tengo ido con mis padres a la playa y no tener las toallas tan pegadas entre nosotros.
El cómo le di la merienda a Retoño fue apoteósico, el asiento ortopédico es para la silla de paseo, para poner en la arena y dar la merienda no sirve. Parecíamos del Circo del Sol.
Lo bueno fue el agua, que el tema de las olitas le encantó. Se puso tan emocionado que empezó a agitar los brazos y a agarrarse a mi. Y con agarrarse a mi me refiero que echó mano de lo que estaba a su alcance, o sea, la parte de arriba de mi biquini. No me llegaban las manos para sostener a Retoño y recolocarme el biquini. Vamos, que el que tuviese interés en mis tetas las podía contemplar con tranquilidad por cortesía de mi hijo.
Llegó un momento que Retoño se debió de cansar/aburrir que comenzó a llorar, así que nos fuimos al coche, echando otra vez los higadillos de tanto peso y tanta distancia.
Vamos, que muy buena la experiencia. Colón fue a América y yo a la playa. Seguramente el iba menos cargado.

domingo, 12 de julio de 2015

Café vs sueño

- Suena el despertador a las 7:00 h (después de pasar una noche de sueño intermitente junto a Retoño).
- A las 7:20 h me tomo un café con leche.
- A las 8:00 h entro a trabajar. Me quiero morir un rato para descansar un poco.
- A las 10:00 h me tomo un segundo café.
- A las 10:20 h me tomo el tercer café. Sigo con el mismo sueño.
- A las 11:00 h mi compañera de trabajo comparte conmigo sus pastillas de guaraná. Dice que a ella la espabilan. Me la tomo teniendo miedo de que haga una combinación explosiva con el café y me de taquicardia.
- Son las 13:00 h y sigo con el mismo sueño.
- A las 15:00 h me acuesto a la siesta con Retoño. Dan las 17:00 y despierto porque lo hace Retoño (yo seguría durmiendo).
- A las 18:00 h me quedo casi dormida y me tomo una coca cola.
- Resto de la tarde igual, con sueño.
- 23:00 h, por fin me meto en cama a dormir. Se me acaban de poner los ojos como platos. Toda la cafeína hace de pronto su efecto. No me duermo.
- Mierda. Mañana voy a tener otra vez sueño.
Es el ciclo del sueño, el ciclo sin fiiiiinnnn. Algo así cantaban en el Rey León, ¿no?

sábado, 11 de julio de 2015

Infancia

Hoy mientras dormía con Retoño la siesta (siempre dormimos haciéndole yo de colchón, no hay otra forma de hacerlo dormir la siesta, y a mi me sirve de excusa para hacer el descanso del día) soñé que era pequeña e iba de la mano de mi abuela, le decía "abuela, no me sueltes". Fue un sueño bonito. Desde que soy madre es como si mi infancia volviese a mi. Tengo muchos recuerdos que antes no me asaltaban ni me paraba a recordar o pensar en ellos. No sé si esto le pasa a más gente con la maternidad o es cosa mía.
Yo pasé casi toda mi infancia viviendo con mis abuelos. Mi padre trabajaba en otra provincia y mi madre pasaba casi todo el día fuera de casa trabajando, así que quien se ocupaba de mi era mi abuela. Aunque esto a día de hoy es de lo más habitual, de aquella yo era la única niña de clase que estaba en esta situación. Y ya de mayor a veces en mi cabeza reprochaba esta situación a mi madre, pensando que me hubiese gustado estar más tiempo con ella (mi abuela era y es un poco peculiar, muy preocupada por la limpieza, con horarios a rajatabla...)y llevar una vida más convencional.
En cambio desde que soy madre me doy cuenta de que tuve una infancia feliz, un poco distinta, pero que tuve la suerte de contar con dos madres (Mamamía y mi abuela) y que todo fue como tenía que ser. Es como si me hubiese reconciliado con pequeños cabreos que tenía en mi interior.
No sé si a consecuencia de como fue todo cuando era pequeña, o la poca diferencia de edad que tengo con Mamamía (19 años) me siento muy afortunada de la relación que tengo con ella. Es mi mejor amiga.
Mis padres y mis abuelos maternos son un pilar fundamental en mi vida. Gracias a ellos soy como soy, y creo que lo han hecho muy bien.
Es un post un poco ñoño, pero tenía que escribirlo. Porque ahora me doy cuenta que no cambiaría nada.

jueves, 2 de julio de 2015

Votja

Retoño va dos veces a la semana a fisioterapia a atención temprana. Pero como padres novatos e inexpertos que somos nos surgió la gran pregunta "¿podríamos hacer más por él?" Y para respondernos a esa pregunta comenzamos a indagar. Encontramos una fisioterapeuta (recomendada en su campo por el Colegio de Fisioterapia) que es especialista en el campo de la neurología, enfermedades raras, parálisis cerebrales, etc, etc...vamos, que en algo de eso está Retoño. Pedimos cita (tiene hasta lista de espera) y fuimos a que lo valorase. Tuvo claro que ella haría Votja con nuestro hijo, y nos explicó un poco como era el Votja y que hay poca gente cualificada para hacerlo y cosas relacionadas. Bueno, en resumen, que al final decidimos comenzar esta terapia, que requiere un compromiso importante por nuestra parte porque luego en casa hay que hacer los ejercicios de Votja. Esa es la segunda parte mala de la terapia, porque me crea mucha inseguridad el pensar que lo puedo estar haciendo mal. Y la primera parte mala de esta terapia es que Retoño llora, y mucho. Ya nos lo había advertido, que lloran mucho, más por el estar sujetos que por el dolor (nos asegura que no es dolor lo que nota). Pero, bufff, lo paso fatal viéndolo llorar. Y luego tener que hacerlo en casa... Ayyyyyy!
Después del Votja le hace rehabilitación "normal". La verdad es que le mete más caña que su fisioterapeuta habitual de atención temprana, al cual por cierto no le hace ninguna gracia que vayamos a un fisio privado. Pero es que yo no quiero que pase un tiempo y que me quede en la cabeza el "¿se podría haber hecho más?". Y es que tomar decisiones como padres es difícil, porque siempre quieres lo mejor para él pero tienes miedo de meter la pata. Creo que esto va intrínseco con el ser padre.
Y por otro lado una compañera mía de trabajo está a punto de ser abuela, me hace mogollón de ilusión porque ha pasado una mala racha en la vida y esto le hace estar muy contenta (y se merece el estar bien). Además pienso en los momentos bonitos que va a pasar su hija y me hace recordar cuando nació Retoño y toda la felicidad que sentí cuando por fin lo tuve a mi lado, las primeras noches juntos. Jo, no hay nada igual.