viernes, 14 de agosto de 2015

El duelo (parte I)

Llevo dándole vueltas a este tema. Porque sin saber por lo que pasaba, el duelo ha sido un momento transcendental de mi vida. A veces creo que ya lo he pasado, otras veces tengo miedo de volver a una de sus fases...sea como sea el duelo me ha hecho madurar, crecer y ser lo que hoy soy, igual que hace tres años pero a la vez totalmente distinta. Es un duelo en el que no hay pérdida, porque mi bebé estaba ahí, a mi lado, respirando, pero yo en ese momento no lo sabía ver como lo que era, mi bebé, yo veía un extraño que me asustaba.
Como enfermera conozco las fases del duelo de KubblerRoss, las he estudiado para varias oposiciones. Pero al principio no supe que estaba inmersa en él, porque al fin y al cabo no había tenido una pérdida real. Pero para pasar un duelo no es necesaria una muerte. Sólo la pérdida de algo. Yo perdí en su día al hijo idealizado.
Pero empecemos por el principio y como fueron los acontecimientos.
En la semana 29 de embarazo Retoño hizo una liada monumental con su cordón, dejé de notarlo durante tres días, me ingresaron 15 días para monitorización fetal (fui a urgencias porque llevaba 12 horas sin notarlo y vieron que estaba haciendo bradicardias continuas. En un principio me prepararon para cesárea pero al final decidieron esperar...) fueron días de miedo atroz porque sólo sabía que estaba vivo cuando me ponían el monitor (monitorizaciones en las que el bebé estaba poco reactivo), la duda de si había tenido un daño... De pronto Retoño decidió latir con normalidad otra vez y se volvió a mover. Me enviaron a casa de nuevo a continuar con mi embarazo. Con la posibilidad de que lo podía perder. Pensar que se podía morir dentro de mi hizo que pasase los dos últimos meses de embarazo como en una pesadilla. A veces lloraba porque tenía la sensación de no poder más con la angustia. En la semana 37 empecé con contracciones y en la monitorización ya de primeras hizo una bradicardia del copón... Pero como fue la única no hicieron cesárea. Me ingresaron. No sabían que hacer conmigo (esa era mi sensación). Una matrona me hizo sentir culpable porque me dijo que la bromita de la bradicardia era culpa mia por no haber desayunado (eran las 6 de la mañana, estaba con contracciones, nauseas y miedo, que coño iba a desayunar). Lloré porque me sentí culpable.
Al final decidieron ponerme un tampón de progesterona para ver si se desencadenaba el parto. También lloré porque yo quería que mi hijo viniese al mundo cuando él lo quisiese, no por necesidad mía.
El parto de desencadenó. Fue una dilatación normal, lo único que pedí es que me dejasen el monitor fetal puesto. No quise epidural, quería tener fuerza para ayudarlo a salir.
El momento del expulsivo fue largo, no sentía ya las contracciones. Así que se alargó. A Retoño le costó salir. Nació con 3 vueltas de cordón, hipotónico y sin respirar. Reanimacion tipo III. A los cinco minutos un apgar de 8. Eso fue bueno. Me lo dejaron en brazos unos segundos y se lo llevaron a neonatos. Lo eché de menos, pero estaba feliz porque estaba vivo.
A los tres días lo dejaron subir a planta conmigo. Todo parecía que era normal. Yo estaba muy feliz de estar con mi hijo. Todo el día abrazados y a la teta, se enganchó muy bien.
Nos fuimos a casa. Felicidad absoluta. Mi bebé perfecto y bueno, no lloraba. Empezamos a colechar.
Tuvimos dos meses de tranquilidad, con las dificultades típicas de una madre primeriza.
Pero llegó la revisión de los dos meses. Fuimos con total normalidad. La pediatra lo vio y nos dijo que su cabeza era más pequeña de lo que debía y no seguía objetos. La pediatra empezó a ponerse nerviosa y nos gritó "¡este niño tiene un daño cerebral! Este niño no se entera de nada, no sabe ni que está en este mundo" "igual le están dando microinfartos cerebrales"
Fue así, os lo juro. Que quedé fría. Como teníamos una revisión en neonatología a la semana siguiente (protocolaria por haber estado ingresado al nacer) nos dijo que a ver que nos decían allí y nos mandó a casa después de habernos soltado eso.
Llegué a casa, lo puse en la hamaquita y pensé qué iba a sacar adelante. Si lo iba a hacer sufrir. Fue horrible. Empezó el pánico, el no saber.
Voy a continuar la historia en otro post. Porque ahora no puedo seguir.

2 comentarios:

  1. Deseando leer la segunda parte!!!! ufff qué dolor, que angustia!!!! Imagino que todas las que hemos vivido la experiencia de no tener el embarazo y el bebé soñado pasamos por momentos de dolor parecidos, las causas serán diferentes, pero el dolor es igual. Te entiendo tanto!!!!! y por ello sufro más por tí, porque sé cómo es ese dolor y esa angustia y no la deseo para nadie y no quisiera que la pasara nadie más en este mundo!!!!
    Mi dolor empezó en la semana 32 de embarazo, uno de los mellizos tenía graves problemas de salud, tan graves que eran incompatibles con la vida... en la semana 33 descubrieron con la prueba de la amniocentesis el S. de Down... en la 35 me provocaron el parto... y dos meses más tarde llegábamos a casa con los dos peques en los brazos. Los dos meses más difíciles de mi vida que sería incapaz de volver a pasar pues Isaac estuvo en la fina línea que separa la vida de la muerte la casi totalidad de los dos meses!!!! Eso fue lo peor... pero no el final... luego empezó el Síndrome de Down... un camino lleno de baches que seguimos saltando como podemos, con mejor o peor suerte.

    De lo único que me alegro es de que yo sí sabía, tenía nombre y apellidos, Síndrome de Down, desde antes de nacer ya lo sabíamos... y entonces empiezas a moverte desde el minuto uno. Ayudas... a los seis meses ya las teníamos todas concedidas y empezamos a cobrarlas... Por otro lado los médicos conocen muy bien el síndrome y no están perdidos, hay miles de gráficas, antes de que aparezcan los síntomas ya han hecho todas las pruebas necesarias (supimos a los seis meses que tiene una catarata y que necesitaría gafas!!!)... como hay tantos casos y de todas las edades es un síndrome muy estudiado y los tratamientos son muy concretos. Y lo mejor, es que todo el que conoce a Isaac ya sabe de qué va!!!! no hacen preguntas estúpidas, lo lleva escrito en su carita!!!!!
    Bueno, me enrollo con mi caso personal... quizás no te interese nada... pero es una manera de explicarte que muchas madres también pasamos nuestro duelo, cada uno el suyo, pero muy parecidos todos... y lo de que me consuela que sea Down y no otra cosa... ufff puffff mal de mucho consuelo de tontos...
    Besos...
    rocío

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    1. Hola Rocío! Espero que sigas por ahi, que mira que he tardado con la segunda parte... Sí que me inetresa tu historia, porque te entiendo perfectamente. Da igual la etiqueta, las vivencias seguro son muy similares. Me alegro mucho cada vez que veo un comentario tuyo, no te conozco....pero un poco sí. Muchos besos

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