martes, 23 de agosto de 2016

El miedo

A nadie nos gusta experimentar sentimientos de carácter negativo, pero si les das una vuelta de tuerca todos pueden tener una utilidad. Todos excepto uno, el miedo.
El miedo es de las peores sensaciones que puedo experimentar. Tener miedo ante una situación peligrosa puede estar bien porque te lleva a comportar de una forma prudente.
Pero el miedo a algo que no se puede evitar es algo horrible. No sirve de nada. No te ayuda a afrontar la situación. Te paraliza, te conduce a la tristeza y a la duda. Te hace dudar de todo y a tu alrededor es como si los sucesos comenzasen a ocurrir a cámara rápida.
Cuando tengo miedo mi entorno se acelera.
Me siento como una niña pequeña pero sin tener a quien acudir. Nadie espanta a un monstruo cuando eres adulta.
Me entran ganas de llorar, de esconderme, de huir. Pero no existe lugar al que escapar.
Porque el miedo está dentro y te acompaña aunque vayas al fin del mundo.
Pocas herramientas tengo para luchar contra esta emoción. Cuando llega me quedo quieta y espero a que se vaya.
El miedo que tienes cuando eres madre se multiplica por mil. Porque ya no sientes miedo por ti, sientes miedo por tu pequeño. Tienes que tomar decisiones por él queriendo hacer lo mejor para él pero sin saber con certeza qué es lo mejor. Ahí es cuando cunde el pánico.
Nadie te habla de esto antes de ser madre.
De la tristeza he aprendido cosas, he aprendido a escucharla, a respetarla, a tener paciencia con ella. A veces llega y le hablo, le digo "anda, has vuelto. Estás otra vez por aquí. Espero que sea una visita corta". La invito a un café o a un té, nos tomamos algo rico, unas galletas que nos gusten. Me quiero un poco más esos días, me abrazo y voy más lenta.
Pero con el miedo es todo distinto. No lo entiendo. No puedo razonar con él. No me enseña ni me aporta nada.
Odio el miedo. Me quedo quieta y finjo ser valiente.

martes, 16 de agosto de 2016

Vacaciones en la playa

La última quincena de julio Retoño y yo nos fuimos de vacaciones con mis padres a Gandía. Mihombre se quedó en casa porque no le gusta el sol, ni el calor, ni la playa, ni el mar, ni los chiringuitos...ni el verano, vamos. Le gustaría meterse en una cueva a abanicarse hasta que llegase el otoño y el descenso de las temperaturas.
Para que el viaje no se hiciese tan largo (fuimos en coche) nos quedamos en Madrid a hacer noche. Eso de estar en una habitación de hotel con Retoño los dos solos me entusiasmó. Y a él también, estaba super contento. Yo creo que fue el poder estirarse en una cama después de varias horas de coche. Para mi era como el inicio de una aventura porque era nuestro primer viaje juntos.
Nunca había estado en Gandía y me gustó mucho el sitio. Me agradó ver que el acceso a la playa es sencillo en caso de tener que acceder a ella con una silla de ruedas ya que las pasarelas de madera llegan casi hasta la orilla. Además hay una zona en la que personas con movilidad reducida pueden hacer uso de sillas especiales para meterse en el agua (desconozco el nombre técnico de estas, pero seguro que lo tienen). Me hizo sentir tranquila el hecho de que hay lugares que tienen en cuenta que todo el mundo, independientemente de nuestra capacidad para movernos, queremos poder acceder a la playa y darnos un baño si nos apetece. Porque la verdad es que las playas que me quedan cerca de donde vivo no tienen en cuenta esto. Incluso muchas el acceso en caso de usar silla de ruedas es prácticamente imposible.
Además tiene un paseo largo y todo llano. Así que como lugar de vacaciones en caso de querer playa y tener algun tipo de discapacidad motora lo veo muy recomendable.
Fueron unos días geniales, y como suele pasar, se pasaron muy rápido.
Lo que más le gustó a Retoño fue estar en el agua. Le encanta. Es un pececillo.
A mi lo que más me gustó fue estar 15 días sin horarios de terapias, sólo dedicándome a disfrutar del tiempo con Retoño. La verdad es que fue tan intenso que volvimos reenamorados. Ahora me cuesta más separarme de él y él no quiere quedarse solo en ningún momento.
Y esto de notar que mi presencia para él es importante me hace feliz.

domingo, 7 de agosto de 2016

La vida a evitar

Nace. Llora. No te recoge tu madre. Una enfermera te pincha. El primer dolor. Peso, talla. Ya te asignan un número.
El niño no engorda bien, igual tu leche no le llega, dale biberón mujer, que se cría igual y es más cómodo. El biberon le aguanta más y no lo tienes que tener todo el rato enganchado.
No lo cojas tanto en brazos que luego se acostumbra. Déjalo llorar un poco, que es bueno para sus pulmones.
Que pesados son los niños.
Tienes que ir acostumbrándolo a dormir en su habitación. Ni se te ocurra meterlo en cama contigo.
Que tiene miedo a la oscuridad, que quiere agua de noche, eso es que te manipula. Déjalo solo que no pasa nada.
Llévalo a la guardería, que así se espabila. La madre tiene que hacer su vida. Para eso están las guarderías. Bebé fuera de los brazos de su madre. Madre notando el vacío mientras hace lo que corresponde en la sociedad.
Un año. Madruga. Horario de comidas. Que se vaya acostumbrando al de los adultos. Siesta cuando corresponda. Ya se le acostumbrará el cuerpo a estos ritmos.
A los tres años ve al cole. Ya tienes que aprender. Haz amiguitos. Aprende inglés. La mente de los niños es como una esponja, hay que llevarlo a actividades. Que vaya a alemán. Hay que empezar a ser útil.
En primaria saca buenas notas. No seas de los últimos en clase, ten muchos amigos. No seas raro. No destaques ni seas especial. Sé del montón. Aprende lo que te imponen. Aprende a jugar al tenis, al fútbol, ve a kárate y a piscina. No te olvides del inglés. Ahora es importante el chino. ¿Jugar? Espera que miro la agenda.
No me des la lata que vengo cansada del trabajo. Haz los deberes y acuéstate.
Instituto. Aprende lo que te mandan, no tengas inquietudes. Se un cordero. No seas rebelde. Viste a la moda. Se el más guapo de clase. No seas distinto que pueden ir a por ti. ¿Ya sabes lo que quieres ser de mayor? Pues vete pensándolo, porque si ahora no sacas buenas notas no vas a poder estudiar lo que decidas. Tienes que decidir la profesión de tu futuro. Madura. No seas tan soñador, que la vida no es de color rosa.
Universidad. ¿Realmente es esto lo que voy a querer? ¿Como escoges eso que no tiene salida?
Adulto. Ten pareja. Trabaja. Busca un trabajo fijo. Busca una buena posición social. Si hay que dedicar horas para la empresa, hazlo, no vayan a echarte. ¿Pero aun estás solo? Se te va a pasar el arroz si no tienes ahora niños. Vete de vacaciones. Cuanto más lejos mejor, cuélgalo en instagram porque si los demás no lo ven no sirve de nada pagar un viaje. Compra buena ropa. Ten un buen coche. Ten niños porque es lo que toca. No tengas tiempo para ellos porque vives para trabajar. Sácale fotos a cada cosa que comes y cuélgala en facebook. Y mientras sonríe en los selfies. Que vean lo feliz que eres. No tienes ni tiempo para mirar la cara de tu pareja. Casi no sabes ni como es su voz, porque no la escuchas mientras lees las noticias en el móvil. Madruga cada dia. Mira la tele hasta las tantas. Bebe alcohol para anestesiar el cerebro. Corre. Apura. Haz todo con prisa.
Que pesados son los niños. A ver si me jubilo de una vez.
Viejo. No trabajas. Pierdes tu rol. No sabes que hacer con tu tiempo. Tus hijos están muy ocupados trabajando, tus nietos en actividades. Tienes la sensación de que te han engañado con lo que te enseñaron que era la vida. Acabas en un centro geriátrico. Madruga que tienen que hacer la habitación. Come porque es la hora de la comida. Acuestate porque es la hora de dormir.
Te mueres. Se acabó.

sábado, 6 de agosto de 2016

La gente es la pera

Este fin de semana hay una feria medieval en el pueblo de al lado. Entonces por la tarde, después de la siesta y la merienda, Mihombre, Retoño y yo cogimos el coche para acercarnos hasta allí. Cuando hay estas cosas siempre se junta un montón de gente. Pero como yo soy optimista le dije a Mihombre que iba a encontrar sitio para aparcar cerca del evento.
Y así fue. Justo cuando pasábamos por la zona  salía un coche, entonces puse el intermitente y esperé. Como la plaza de aparcamiento era en el lado contrario tuve que esperar a que pasasen varios coches. El señor conductor que estabas tras de mi empezó a pitarme. Por el retrovisor le hice señas de que adelantase (había sitio de sobra) pero no lo hizo. Siguió pitándome.
Y de pronto se bajó del coche y comenzó a aporrearme la ventanilla y a gritarme que moviese el coche de una vez. Me pareció fatal. La única reacción que fui capaz de tener en ese momento fue bajar la ventanilla y gritarle qur tuviese paciencia. Y mientras yo pedía paciencia vino un coche del lado contrario y aparcó en el sitio por el que estaba esperando.
El que me quitó el sitio era otro señor.
Arranqué con un cabreo de mil demonios. Bien lento, eso sí, porque detrás mia estaba el que aporreo mi ventanilla.
Luego logré aparcar. Al cabo de 15 minutos vi al "aporreador" que seguía buscando sitio (me alegré de que siguiese dando vueltas, por supuesto).
Que alguien, que no conozco de nada, se ponga a darme golpes en la ventanilla y gritarme, con un niño atrás, me pareció increíble. Se me disparó la adrenalina que me tuve que controlar mucho para no ponerme a su altura.
Si viese que yo era un hombre grandote, ¿haría lo mismo?
Esto me recordó un poco a Thelma y Louise en la escena del camionero, donde él les dice barbaridades sin ningún miedo a que pueda tener consecuencias por el simple hecho de que son mujeres.
Gente del mundo, no aporreeis ventanillas ni griteis a desconocidos. Es bastante absurdo. Encended un ratito la radio o hablad con el copiloto. O sacaos pelotillas de la nariz, cualquier cosa que no implique violencia verbal sirve.

martes, 2 de agosto de 2016

Divagando

Divagando, divagando....
Creo que no debemos hablar de lo que no sabemos, o que no hemos oido directamente, ya que no conocemos lo que no parte de nuestra experiencia. Cometemos errores sin parar por no decir "no lo sé".
A veces tengo la sensación de representar un papel en la vida asignado (¿llevo un papel asignado y no me sé el guión?)
¿Yo soy yo en todos los momentos del día? ¿O me ajusto a las circunstancias? ¿Es este un método de supervivencia?
Supervivencia en el trabajo, en la pareja (un campito que cultivar y quitar las malas hierbas)...
¿Y cuando se adentra uno en uno mismo?
Tenemos tantas normas y pautas de comportamiento que a veces desconocemos cómo somos, nuestra naturaleza, nuestro yo salvaje. Las situaciones extremas son las que nos dan las pistas.
La vida no tiene sentido pero intentamos atribuirle una lógica a todo.
Por qué no nos limitamos a vivir y disfrutar y no a cuestionar, limitar, encerrar...
Si todo es cuestionable también las respuestas. En verdad no hay preguntas no respuestas.
La vida sólo tiene una dirección y es hacia delante.
Sólo hay que ir. La naturaleza tiene un orden que no está impuesto desde fuera. Lo llevan dentro, los árboles, los animales, las plantas... En cambio nosotros no damos importancia a lo interior, todo se impone desde fuera.
Ni siquiera comemos cuando tenemos hambre, lo hacemos porque inventamos un horario.
Aunque queramos dormir tenemos que levantarnos e ir a trabajar para conseguir dinero y comprar millones de cosas que no necesitamos, ni utilizamos y que a veces no recordamos ni que tenemos. Pero desde fuera han decidido que debemos querer tenerlas. Objetos.
Encerrar.
No nos escuchamos.
Somos actores en una obra de teatro.
Lo único verdadero que podemos tener en la vida es el amor que sentimos.
El amor nos hace sentir que estamos vivos.
Pobre del que le pone riendas a este sentimiento.
Lo más valioso que poseo es el amor que siento, porque me acompaña a todas partes y no necesita ningún bien material para mantenerlo.
Soy feliz amando.