viernes, 25 de noviembre de 2016

Dia contra la violencia de género

Sonríe, que se vea que eres una niña buena.  Si no te portas bien no vas a gustar. ¿Pero por qué vas tan mal arreglada? Si no les gustas algo harás mal.
Se dulce, no levantes la voz. Tu no tienes razón, los demás sí.
Con esa forma de ser no vas a tener amigos.

Lo siento, estaba borracho, yo te quiero. Lo hago por tu bien.
¿Pero a donde vas con esos pantalones cortos? Que gorda te hacen. Que delgada estás, pareces un esqueleto.
Estás sin depilar, que asco me das.
Tienes suerte de que esté contigo, gracias a mi vas a tener una personalidad.
¿Con quien hablabas? ¿Con los idiotas de tus amigos? Que patéticas son tus amigas.
Si quedan contigo es por pena, no porque les caigas bien.
Si tus padres supiesen como eres en realidad no te querrían.
Me debes mucho.
No eres buena profesional. Más te valdría quedarte en casa. No te mereces cobrar lo mismo que yo.
Eres ridícula.
¿Pero qué música escuchas? No sabes de nada. Vaya ignorante.
A ti qué te importa dónde estuve esta noche.
Mi anterior pareja sí que follaba bien. Tú no te mueves.
Que guarra eres, mira como tienes la casa.
Ella sí que es estupenda, no como tu.
Todo lo que me pasa es por tu culpa. Ni siquiera estoy enamorado de ti.
A cuantas cosas renuncio por ti.
Antes de estar a mi lado no eras nada.
No te estaba ridiculizando en la cena, solo bromeaba. Que suspicaz eres. No es para tanto.
Lo fastidias todo.
Si tuviesemos un hijo te querría más.

Y mientras te haces pequeña, pequeñita. Asustada. Acabas creyendo lo que te dice. Sin ver la salida a una vida que no te mereces.

#niunamenos

jueves, 17 de noviembre de 2016

Duna mirando el mar

Me imagino a Duna mirando hacia el mar. Porque el ahi el horizonte es infinito, aunque ella tiene la mirada perdida en un final.
Me la imagino así cuando está triste. Tiene toda la razón para estarlo. Para enfadarse. Todo el derecho para gritar. Para no conformarse.
Porque si pierdes un hijo y toda tu casa queda oliendo a él, ¿cómo vas a estar?
La vida sigue para Duna. Pero a veces se detiene en ese horizonte. Porque seguramente no entiende cómo puede ser que los días sigan existiendo, que todo siga funcionando y que incluso ella siga adelante sin Él. Entonces esos días su mirada se nubla.
Pero no está sin Él. Él siempre está presente. Siempre lo recuerda. Siempre lo querrá.
Duna continúa su vida. Es tan valiente que ha vuelto a pasar por un embarazo, por un parto, por una lactancia. Ha vuelto a dar amor sin esperar nada a cambio. Con el miedo a perderlo todo. Haciendo sitio a su nuevo hijo, en su corazón, al lado del que ya no está en sus brazos.
Ha seguido cuidando de sus hijas mayores, aun en  los momentos de dolor inconsolable. Ha sabido manejar su pena sin contagiarla. Niñas felices que se saben queridas y protegidas. Que ahora tienen un hermano. Pero también se acuerdan de que antes Él también estuvo y lo rememoran de una forma natural.
Duna sale corriendo de casa cada vez que la llaman si hay un animal en peligro. Rescata esas pequeñas vidas que a pocos le importan. Duna es generosa. Porque sigue mostrando preocupación por los que no se pueden defender.
Duna ha tenido que recomponer un puzzle de su ser. De la forma más difícil que me puedo imaginar. Porque perder un hijo no entra en nuestra lógica. No puedo ponerme en su lugar. No siquiera lo quiero imaginar. Sólo pensarlo me asusta. Asi que sólo puedo pensar en miles de piezas esparcidas, perdidas...uniéndolas de nuevo, poco a poco. Que difícil, que agotador.
Duna tiene derecho a llorar, aunque haya alguien que le diga que no, que su momento de tristeza ya tuvo que pasar. Duna puede pararse y mirar el mar con sus ojos nublados para luego seguir uniendo piezas.
Duna juega. Duna llora. Duna grita. Duna ama. Duna es valiente. Duna es una guerrera. Duna vive. Y a veces se para. Para descansar. Para luego continuar.
Duna necesita abrazarse a sí misma. Darse consuelo. Y seguir al ritmo que ella decida.

Duna es mi amiga. Aunque ese no es su nombre. Cuando se siente mal por estar triste yo sólo pienso "que bien lo estás haciendo". Ella no se da cuenta de la cantidad de piezas que ha conseguido unir.
Eres impresionante.

martes, 8 de noviembre de 2016

Carta a Marta

El otro día conocí a Marta. Marta ha sido mamá hace poco y también hace poco ha descubierto que su niño tiene un síndrome que conlleva una discapacidad motora e intelectual. Marta no podía dejar de llorar. La vi llorar durante varias horas seguidas. Estaba acompañada de su familia, pero sé que en ese momento es difícil darse consuelo unos a otros. Me hubiese gustado contarle muchas cosas, pero no era ni el momento ni el lugar. Lo más seguro es que no vuelva a ver a Marta, así que le escribo esta carta, que aunque ella no lea, es para ella y todas las mamás en su situación.

" Ser mamá de un niño con discapacidad no es fácil, en eso tienes razón. Pero tampoco es difícil todo el rato.
Cuando te dan la noticia notas que tu mundo se detiene. Y se rompe. Y piensas que no va a volver a girar. Y te quedas a oscuras. Piensas que la luz no se va a volver a encender. Pero estás equivocada. El día menos pensado un destello te sorprende y vuelves a ver. Todo vuelve a funcionar, eso sí, de otro modo y a otra velocidad.
No entiendes como puede ser que lo que más quieres puede provocarte tantas lágrimas y tanto sufrimiento.
No entiendes por qué esto te está pasando a ti. Te preguntas qué has hecho mal.
Incluso puedes no ser capaz de querer a tu hijo en este momento. No eres mala madre por ello. Todo lo que sientas, aunque sea horrible, es normal.
Tú no tienes la culpa de nada de lo que está sucediendo. Buscar en qué fallaste sólo te causará dolor y no encontrarás la respuesta, porque no existe.
Acuerdate que tu pareja y tu estais en el mismo barco. Hablad mucho. Respetad vuestros silencios. Cada uno tendrá su tiempo de asimilación. Os sentireis alejados, a veces cercanos, a veces solos. Pero pensad que teneis que recorrer el mismo camino. En este momento os necesitais.
Vas a tener que acostumbrarte a tratar con muchos médicos y terapeutas. Irás con el corazón encogido a las consultas. Algunos te tratarán bien pero otros no tanto, a veces no tendrán mucho cuidado con cómo te dicen las cosas. Pero siempre encontrarás a alguno en el que confiarás y sentirás que se preocupa por tu hijo.
Al principio no tendrás ganas de hacer nada pero no podrás quedarte quieta. La situación te va a exigir mucho. Demasiado.
Verás más a los profesionales de Atención Temprana que a tus amigos.
Habrá amigos que se queden en el camino. Influso familia que no sabrá formar parte de vuestra nueva vida. Pero a cambio conocerás gente nueva y se forjarán amistades profundas.
Habrá otras madres como tu, y cuando hables con ellas te darás cuenta de que hablais en el mismo idioma. Y te sentirás relajada.
Al principio llorarás mucho. Mucho. Muchísimo. Es inevitable. Tus padres también lo harán.
Es un duelo. Has perdido el hijo que esperabas y ha llegado otro distinto.
Tu también te convertirás en una persona distinta.
Cuando pase el shock inicial, cuando te vayas adaptando, descubrirás que eres capaz de disfrutar más que antes del día a día y que dejarás de preocuparte por frivolidades. Sólo le darás importancia a lo que realmente es necesario.
Vas a volver a reir y a pasarlo bien.
Te adaptarás a las dificultades de tu hijo, aprenderás a entenderlo y saber lo que necesita. No lo vas a ver diferente.
Lo querrás mucho.
Vas a encontrar la manera de ser feliz. Aunque haya días malos por el medio. Los habrá. Pero pasarán.
Preocupate por ti. Para que tu hijo brille necesitas brillar tu primero.
Nunca te olvides de tu bienestar. El poco tiempo libre que tengas aprovechalo para hacer algo que te guste, cualquier cosa que te haga sentir bien vale.
Cierra los ojos. Respira. Abre los ojos y mira a tu hijo, tu pequeño, tu bebé. Es perfecto. "

Un abrazo muy fuerte para todas las Martas.

sábado, 5 de noviembre de 2016

Taller "Afrontando la discapacidad"

Hemos ido a un taller de padres cuya tema era el afrontamiento de la discapacidad y de como esta era un viaje inesperado en nuestras vidas.
La terapeuta que dio la charla era genial y encontramos sentido a todo lo que dijo. Además trató temas como son la importancia de la red de apoyo que tengamos alrededor y la comunicación en la pareja, que es imprescindible.
Aparte de por la charla en sí, que fue muy interesante y amena, salí muy contenta por conocer a otros padres y haber podido compartir nuestras experiencias.
Hubo una mamá que contó su caso y que me dejó con una profunda admiración hacia ella: tiene una hija de cuatro años de edad con una dsicapacidad del 90%. No ve, no oye, no habla y no se mueve. Ella dijo que su caso era distinto al nuestro porque ella había escogido esto, ya que su hija era adoptada y sabía lo que había (esto para mi es un acto de valentía y generosidad insuperable). Además de todo esto, ella (la mamá) era ciega. Nos contó que era feliz cada día y que disfrutaba enormemente de su vida. Lo relató con una pasión que cuando acabó todos la aplaudimos. Se merecía ese aplauso, una ola y fuegos artificiales.
Algo en común que tenemos los padres es que pese a las dificultades conseguimos adaptarnos y ser felices. Y que sabemos que hay días malos, pero también sabemos que hay muchos buenos. También estuvimos de acuerdo en que se necesitaba una mayor atención psicológica al comienzo del proceso, ya que los padres somos los gran olvidados, además de más empatía por parte de los profesionales.
Nos comentó la ponente que la felicidad dependía:
- 50% genética
- 10% circunstancias
- 40 % nuestra actitud ante la vida
Esto me dejó impresionada ¡sólo un 10% depende de las circunstancias! Todo depende de nuestra forma de ser de base (la genética) y de como nos enfrentemos a los problemas.
Me parece esta de las mejores proporciones que he conocido nunca.
Intercambié números de telèfono con otros padres y salí enriquecida . La verdad es que fue un taller muy adradable.
We can do it.