jueves, 27 de abril de 2017

Niños tristes

Hoy leyendo el periódico una noticia me llamó especialmente la atención, no recuerdo el titular exacto pero venía a decir que "en el mes de marzo las consultas médicas por tristeza infantil se habían disparado". El número de casos de depresión y ansiedad infantil estaba aumentando. Y la franja de edad afectada era entre los seis y los diez años. Añadían que la causa estaba en el entorno.
Niñxs de seis años deprimidxs.
Niñxs de ocho años con ansiedad.
Con estos datos es para quedarse preocupado. La sociedad que estamos montando no funciona.

Me quedé pensando la razón por la que un niño tan pequeño se puede deprimir. Porque si de algo se caracteriza esa etapa de la vida es la despreocupación.
Se me ocurrieron varios motivos de tristeza y ansiedad:
- Que sea una casa donde los padres se ven afectados por las crisis económica. Esto, de forma casi irremediable, acaba afectando a los hijos, que por mucho que los quieras proteger se acaban dando cuenta de la situación. Aquí ya entraría dentro de un problema social.
- Niñxs que tienen que cumplir un horario tremendo. Con esto me refiero a los niñxs que empiezan el día desayunando en el cole y no regresan a casa hasta las ocho de la tarde después de ir a múltiples actividades extraescolares. Sólo de pensarlo me entra ansiedad hasta a mi.
- Niñxs a los que no se les dedica tiempo suficiente o este no es de calidad. Tener un hijo es algo muy serio. Hay que escucharlos. Porque son pequeños, pero no significa que no tengan inquietudes a las que debemos poner todo nuestro interés.
- Niñxs que sufren acoso escolar.

No se puede empezar tan pronto a tener una vida complicada.
Toda la preocupación que un niño debería tener es de qué va a ser el bocadillo de la merienda.
Los niños no deberían cumplir horarios que ni un adulto querría.
Necesitan tiempo para jugar. Para aburrirse. Para inventarse historias.
Los padres necesitan tiempo para escuchar a sus hijos, para reirse con ellos. Es terrible llegar del trabajo tan cansado que no tengas ganas de hacer algo juntos.
Hoy también escuché en la radio una propuesta de Bruselas de un permiso remunerado de cuatro meses para cuidar de los hijos hasta que cumpliesen doce años. Quien sabe, igual con esto no habría tantos niños tristes.