lunes, 19 de marzo de 2018

Susto (para mi grande)

Tengo unos nervios tremendos desde el mediodía. Por eso escribo ahora aquí lo que me ha pasado y a ver si me lo saco ya de encima y acabo el día.
Estábamos en un paso de cebra cuando de repente nos golpearon por atrás. Es increíble el sonido que hacen dos coches al chocar aunque sea a poca velocidad. Con la inercia yo me desplacé hacia delante golpeando de nuevo a otro coche (el de delante) y repitiendo sonido.
Retoño empezó a gritar en su silla de coche. Su padre iba a su lado y empezó a calmarlo. Yo me asusté mucho.
Le grité al chico que nos dio que llevaba un niño pequeño dentro, que si no veía o qué. El pobre diciendo que no lo había hecho a propósito, que se había puesto nervioso. Y yo seguía repitiendo como una idiota a gritos lo del niño. Luego lo culpé de mandarme el coche al desgüace. Como si el tuviese culpa de que yo tuviese un coche tan viejo.
Porque tengo el coche tan aboyado por los dos lados que el arreglo cuesta más que el valor del coche.
Luego cuando me relajé viendo que Retoño estaba bien y ya no lloraba le pedí disculpas por haberle gritado, que me había puesto nerviosa por llevar al niño. Pero la verdad es que a mi eso no me sirve para sentirme mejor. Él no tuvo el accidente a propósito. Que después cai que el chico no tiene rayos x como para saber quien va dentro de cada coche.
Total, que me asusté muchísimo y me puse muy nerviosa.
Luego llegué a casa y tenía ganas de llorar pensando en lo fácil que le puede pasar algo a Retoño.
Y me angustié mucho, mucho. Además Mihombre se tuvo que marchar y me quedé sola con todo el miedo materno dentro.
Y que no ha pasado nada al fin y al cabo (bueno, que me quedo sin coche) pero llevo un día muy malo.
Y quiero que se acabe el día y encontrarme mejor. Que cada vez que me acuerdo me entra un susto tremendo.

jueves, 8 de marzo de 2018

Cuatro años pequeñitos

Son las 10:25. Hace cuatro años te faltaba exactamente una hora para nacer. Hace cuatro años pasé la noche durmiendo a intervalos de cuatro minutos, entre contracciones. Hace cuatro años estaba soportando el máximo dolor que había sentido jamás pero que no me importaba. Porque sólo pensaba en ti.
Pero había dos cosas que desconocía hace cuatro años: tu condición genética "diferente" y en lo mucho que te iba a querer.
Lo que no podemos negar es que han sido cuatro años intensos. Con las emociones siempre a flor de piel.
No lo hemos pasado bien al principio, no nos vamos a engañar. Ha sido muy difícil. Que los planes de vida que tenía tan bien instalados en mi cabeza se hiciesen añicos de la noche al día fue muy duro.
No era mi plan llenar los días de consultas, terapias, pruebas...
Pero luego tu pusiste tanto de tu parte que los huecos se fueron rellenando con abrazos, besos, canciones, paseos, juegos, sonrisas y carcajadas. La verdad es que pusiste tanto empeño que acabé enamorandome de ti.
Te miro y llenas el centro de mi ser. Eres el amor de mi vida (ya le he pedido disculpas a tu padre).
Seguimos teniendo muchas obligaciones, pero sabemos pasarnoslo bien en cuanto nos dejan un rato.
Aunque haya días difíciles, con preocupaciones, disfruto mucho con cada mirada tuya. Soy feliz siendo tu madre. Porque te quiero tanto que no te lo podrías llegar a imaginar.
Esta noche me emocionaba pensando en estos cuatro años. En que eres mi compañerito de camino. En lo mucho que te quiero. En lo mucho que te necesito. Esta noche volví a sentir que teníamos un cordón umbilical invisible. Tu no te enteraste, pero te cogí de tu lado de la cama y te puse encima. Te quería cerca. Porque hace cuatro años pensaba que ya te quería mucho, pero no imaginaba lo mucho más que te iba a querer.
Feliz cumpleaños, mi pequeño marsupial, que sigues creciendo en mis brazos.

domingo, 4 de marzo de 2018

El planeta Umbú

En casa tenemos una costumbre que es inventarnos historias surrealistas sobre sucesos cotidianos. Que vemos una noticia curiosa en la tele, nos inventamos la continuación o la precuela de la historia. El único requisito es que sea inverosímil. A cuanto más extraño el desenlace, mejor.
Y esta costumbre la pusimos en práctica con lo que nos estaba pasando en nuestra vivencia como padres.
Al principio de todo, cuando no entendíamos nada de lo que pasaba, cuando ningún profesional nos explicaba por qué Retoño no era capaz de fijar la vista (u otras dificultades), desconocíamos la causa y el futuro nos asustaba, nos inventamos una historia que nos daba una explicación. Surrealista, por supuesto.
Y así el planeta Umbú llegó a nosotros.
Nosotros estabamos tan tranquilos un día en casa, viendo una serie, que es una de nuestras aficciones favoritas, cuando de repente escuchamos un estruendo en el baño. La gata vino a maullarnos desconsoladamente y sólo se calmó cuando la seguimos al lugar del ruido que habíamos escuchado previamente.
Entramos en el baño y un humo azul cubría todo. Cuando logramos ver algo encontramos un pequeño bebé con una nota que ponía "necesito aprender todo sobre la Tierra. Vengo del planeta Umbú. En contacto con la atmósfera terrestre tomo forma de bebé humano". Nos dimos cuenta que el umbuniano había tenido un mal aterrizaje y no sabíamos si se había hecho daño.
La verdad es que cuidar de algo desconocido nos asustaba bastante, porque no sabíamos exactamente que había que hacer y no conocíamos a nadie que le aterrizase en casa otro umbuniano.
Así que los primeros meses fueron duros por que a nosotros nadie nos preparó para tal acontecimiento intergaláctico.
Cuando dejamos de temblar del susto comenzamos a enseñarle las costumbres de nuestra familia. Porque al fin y al cabo hizo un viaje tan difícil para esto y no podíamos decepcionarlo. Al mismo tiempo comenzamos a interesarnos por sus características.
Su lenguaje se caracteriza por decir Umbú repetidamente.
Le cuesta mirar directamente las caras porque los umbunianos son mucho más bonitos que nosotros, y claro, acostumbrarse a nuestros caretos no es fácil.
No le gusta mucho la comida terrestre. Es que ellos están acostumbrados a vivir de gas Arekipa.
Crecen con el sol y los abrazos.
Lo de caminar no le atrae mucho. En el planeta Umbú usan teletransporte. Así que se piensa que ir en brazos es teletransportarse.
Los umbunianos tienen muy buen carácter. Son muy afables y tienden a estar felices.
Su misión va a durar más tiempo del pensado. Debido al mal aterrizaje que tuvo las herramientas que traía para recoger información quedaron bastante dañadas. Aunque no nos importa.
Él no lo sabe, pero ya no lo vamos a dejar volver a su planeta. Ahora ya forma parte del nuestro.